[Valladolid] 29-M, también en Educación

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Las últimas informaciones apuntan a que en el Estado español la tasa de paro juvenil supera el 46%. Mientras, desde el Gobierno se nos pide esfuerzo y que nos apretemos el cinturón, a pesar de que los trabajadores y estudiantes no somos los causantes de esta crisis. Estudiar implica un esfuerzo económico importante debido a la creciente privatización de la enseñanza pública que deja fuera a los que no disponen de recursos suficientes. Como estudiantes pretendemos optar a un puesto de trabajo acorde con nuestra formación, pero la realidad es bien distinta. Una vez en la calle, ese sacrificio no se ve recompensado con puestos de trabajo en un mercado laboral en el que haber estudiado supone estar “sobrecualificado”.
Esta es una prueba más de que hoy los centros educativos y la Universidad no son más que un lugar de paso donde nos preparamos para ingresar en el mercado laboral. Por ese motivo es fundamental que tengamos en cuenta que ser estudiantes no nos hace inmunes a los recortes y a las reformas. Es más, probablemente nosotras/os seamos quienes suframos las peores consecuencias de esta crisis que no deja de ser la excusa perfecta para eliminar derechos fundamentales. No debemos olvidar que los estudiantes de hoy, somos los trabajadores precarios de mañana y que si no intervenimos ahora quizá después sea demasiado tarde.

La reforma laboral aprobada este mes es el último atentado contra los derechos de la clase trabajadora, pero antes se han perpetrado más como es el caso de los contratos de formación y aprendizaje que son solo un ejemplo más de las condiciones de trabajo abusivas que nos esperan detrás de las puertas de los centros educativos. El PP y el PSOE quieren fomentar el empleo juvenil encadenándonos hasta los 30 años a trabajos que ni llegan al sueldo mínimo ni cubren unas mínimas garantías de estabilidad. Se ve que lo «mini» de los «minijobs» son los derechos. Entretanto los empresarios que nos contratan obtienen subvenciones y exenciones fiscales por contratarnos, mientras el despido improcedente se les abarata sin parar y el procedente lo pueden justificar con casi cualquier circunstancia.

¿Y cuál es nuestro papel? Es absurdo pensar que estudiantes y trabajadores son dos colectivos distintos que tienen campos de actuación diferentes. Las Asambleas Abiertas de la Universidad de Valladolid se crearon para hacer frente a los recortes y para luchar por una educación pública y de calidad, pero no podemos conformarnos con eso. Si no queremos caer en la esclavitud debemos aunar fuerzas, algo básico y necesario en esta situación de atropello.

Por eso os animamos a asistir todos los miércoles a las 14:00 horas al hall de Filosofía y Letras para colaborar juntos y, por supuesto, auniros el día 29 a la huelga.

¡Porque hay que salir a la calle por nuestros derechos!

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