El grupo PRISA preocupado por el futuro del régimen monárquico español.

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El pasado domingo, 4 de marzo, el diario El País, publicaba una editorial, destacada en su portada, titulada – El “caso Urdangarin” y el futuro de la monarquía – ,cuyos párrafos más significativos reproducimos y comentamos a continuación, porque nos parecen toda una expresión de “la incertidumbre” que afecta a los sectores del Régimen más vinculados a su expresión, llamémosle para entendernos, de izquierdas. Es decir a casi todo lo que se engloba en el PSOE, aunque con sus flecos en otras “ofertas” de la izquierda institucional española.


Así comienza la citada editorial:

Averiguar lo que haya sucedido en el Instituto Nóos y en su entramado de empresas, en connivencia con los Gobiernos de Baleares y la Comunidad Valenciana, depende ahora de un proceso que se desarrolla en sede judicial, con los procedimientos y las garantías de la legislación española. La supuesta apropiación indebida de fondos públicos se habría llevado a cabo, además, al amparo de una entidad sin ánimo de lucro. Ello suscita un rechazo añadido en la opinión pública y someterá a los responsables, en cualquier caso, al juicio moral de la sociedad. Por lo mismo resulta inexcusable que el proceso continúe su curso, y nadie puede dudar del exigente celo, para algunos incluso excesivo, del juez instructor y de la fiscalía.

Pero solo la frivolidad, el populismo y el amarillismo periodístico, o la mezcla de los tres, permiten confundir la crítica que merece el comportamiento no ejemplar de Iñaki Urdangarin con un debate sobre el futuro de la Monarquía.” (el subrayado es nuestro)

Según El País, sólo la frivolidad, el populismo y el amarillismo permiten trascender del ‘caso Urdangarín’ a un debate sobre el futuro de la monarquía.

Esa consideración es intelectualmente inadmisible y políticamente absurda. Solo puede interpretarse como un aviso, del PERIÓDICO que pilotó la transición, para navegantes, por encargo de quien nos podemos imaginar.

 

Sigue la editorial:

El pasado día 27 de diciembre, en el palacio de las Cortes, una abrumadora mayoría de los diputados ovacionaba largamente al rey de España,( … )”

A raíz de estos sucesos, sin embargo, algunos han pretendido que la familia real se encuentra cuestionada por la opinión pública, pese a que la ovación parlamentaria así lo desmiente”.

O sea que según los analistas de El País, una ovación parlamentaría a Juan Carlos es señal de que la familia real no se encuentra cuestionada por la opinión pública.

Hemos leído cosas raras en ese periódico, pero creemos que estupideces de tal calibre, nunca.

Quizás El País ya no recuerde cuando la mayoría del Parlamento español apoyaba con entusiasmo la intervención militar en Irak y sin embargo la mayoría de la población estaba en contra. O refiriéndonos más específicamente al tema, el cómo en las encuestas de opinión va bajando la valoración de la monarquía, hasta suspender.

 

 

Sigamos con la literalidad de la editorial:

Los hechos imputables al yerno del Monarca no tienen que ver con la forma de Estado que libremente fue asumida por los españoles durante la Transición política.”

Esta consideración es una brutal falsificación de la historia, aquí, en el Estado Español, no se hizo consulta alguna a la población sobre la forma de Estado, entre otras cosas porque esta vino impuesta por el franquismo, tal como se reconoce en otra parte de la editorial, en los pactos que dieron lugar a la llamada “transición”.

Insiste El País en su traca-traca:

Pero solo la frivolidad, el populismo y el amarillismo periodístico, o la mezcla de los tres, permiten confundir la crítica que merece el comportamiento no ejemplar de Iñaki Urdangarin con un debate sobre el futuro de la Monarquía.”

 

¿Por qué ese pánico a que se debata sobre la forma de Estado, si la monarquía es tan sólida?

A continuación pasa El País a otra linea argumental pero con similar falta de inteligencia de las anteriores:

Si algo ha quedado claro, por lo demás, en la maraña del caso Nóos es que el Rey ordenó hace años a su yerno que dejara los negocios privados.”

Si Juan Carlos tuviera una pizca de decencia, al tener conocimiento de los negocios ilegales de su yerno, no tendría que haberle ordenado que los dejara, sino que tendría que haberlo puesto en conocimiento de la autoridad judicial competente. Al haberse comportado como lo ha hecho, Juan Carlos, se ha convertido simplemente en un cómplice de su yerno.

 

Continúa la editorial del periódico donde se agrupa la “inteligencia guapa” del Régimen:

Vivimos en un país complejo, con una estructura territorial que no acaba de asentarse,”

Esta es ciertamente la única afirmación veraz que se hace a lo largo de toda la editorial juntamente con el párrafo que viene a continuación.:

Tratar de recusar nuestra forma de Estado al hilo de coyunturas como la que comentamos supone la impugnación del pacto en el que se fundaron las libertades tras la muerte del dictador”

 

Pues ese es precisamente el núcleo de la cuestión. Eso es lo que cada vez con más apoyo popular se demanda por muy diversas vías, romper el pacto realizado con el franquismo, del que surgió este engendro, este Régimen corrupto y de una tremenda precariedad democrática, en el que los vicios del Régimen anterior no sólo perviven sino que en bastantes casos se han hipertrofiado.

 

Castilla a 10 de marzo de 2012

Comuner@s

 

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