La ciudadanía abarrota las calles contra la reforma laboral

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57 ciudades de toda España han acogido este domingo masivas manifestaciones ciudadanas, convocadas por los dos grandes sindicatos del país, Comisiones Obreras (CCOO), la Unión General de Trabajadores (UGT) y el Movimiento 15-M, que marchó con un bloque crítico, mostrando su rechazo a la reforma laboral pero exigiendo a los sindicatos la convocatoria de una huelga general.

«No». Con esa sencilla palabra como mantra, las calles de 57 ciudades españolas se llenaron para mostrar su rotundo rechazo a la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy. La asistencia fue masiva: más de un millón y medio de personas en toda España clamaron contra el recorte de derechos laborales, según cifras de las centrales. Las marchas se convirtieron en la mayor movilización sindical de los últimos años, superiores, incluso, a las que se produjeron durante la última huelga general del 29 de septiembre de 2010.

Las manifestaciones más multitudinarias fueron las de Madrid y Barcelona, con cerca de medio millón de asistentes cada una. Valencia, Zaragoza y Sevilla concentraron también a varias decenas de miles de personas. La asistencia también fue significativa en ciudades como Gijón, Murcia, León, Toledo o Pamplona. Las respectivas delegaciones del Gobierno, sin embargo, restaron importancia a las marchas: en Madrid cifraron la asistencia en 50.000 personas y en Barcelona, en 30.000.

Madrid, abarrotado

La cabecera de la manifestación de trabajadores en Madrid no pudo avanzar a causa de la enorme afluencia de persona. Los manifestantes que llenaban el recorrido desde la plaza de Neptuno a Sol portaban banderas republicanas, sindicales e incluso alguna griega, en apoyo a un país afectado también por las reformas y que está esperando un segundo rescate de la UE.

“Me da pena ver que mis hijos se ven de repente sin derechos por los que hemos luchado mucho tiempo”, dijo a Reuters Salu Martínez, trabajadora del sector textil, de 56 años. “Me parece retroceder mucho tiempo”, añadió, rodeada de pancartas en las que podía leerse “Robando rehacen la lucha de clases” o la palabra “No” junto a unas tijeras en alusión a los recortes.

Las marchas se convirtieron en un grito unánime contra la reforma del mercado de trabajo, pero también contra los recortes en educación, sanidad, dependencia o atención a mujeres víctimas de violencia machista. A las manifestaciones se sumaron, por ejemplo, la marea verde en defensa de una educación pública de calidad. También hubo referencias al panorama internacional, desde las pancartas que criticaban a la canciller Merkel («De la dictadura de Franco a la alemana») hasta las que pedían soluciones diferentes («Islandia, queremos ser como tú»). Los gritos que pedían una huelga general fueron frecuentes y generalizados.

En la cabecera, los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, estuvieron respaldados por numerosos dirigentes sindicales.

El Movimiento 15-M también se sumó a las protestas, aunque en todas las ciudades lo hizo en forma de «bloque crítico» que, si bien discurría dentro de la manifestación, lo hacía de forma diferenciada y con lemas y pancartas propias. Allí, los cánticos que pedían una huelga general fueron insistentes. Algunos participantes portaron también pancartas con críticas a las cúpulas sindicales, a las que acusaban de «vender a los trabajadores». Manifestantes no identificados lanzaron un globo con pintura amarilla contra el escenario donde estaban los dirigentes de UGT y CCOO.

Por su parte, entre las pancartas de los asistentes convocados por las organizaciones sindicales se podían leer mensajes como: “Guantánamo laboral, no”, “Recortes a banca y clero”, “No a mis recortes para pagar vuestros robos” o “Con esta reforma baja el consumo y hay más paro”.

Además, se escucharon cánticos con los que se advertía del ánimo de lo manifestantes a seguir con las protestas: “Si no nos hacen caso volveremos otra vez”, se escuchó a lo largo del recorrido.

También estuvo muy presente la demanda de convocar una huelga general. Poco antes de comenzar la lectura final del manifiesto, una buena parte de los manifestantes que lograron acceder a la Puerta del Sol reclamaron a gritos la convocatoria de un paro general.

Columna crítica

Políticos de izquierda se sumaron a las movilizaciones para protestar por una reforma que ha sido impuesta por el Gobierno después de que sindicatos y patronal no alcanzaran un acuerdo.

IU acudió a la manifestación de Madrid con cabecera propia. Su coordinador, Cayo Lara, aseguró que apoyará todas las movilizaciones hasta «hacer entrar en razón» al Partido Popular. A la marcha también acudió una delegación del PSOE encabezada por su portavoz en el Congreso, Soraya Rodríguez, aunque sin su cúpula. Sí acudieron el secretario general del PSM, Tomás Gómez, y el exministro de Trabajo Valeriano Gómez.

“Sal a la calle contra el decreto de excepción laboral: El expolio de tus derechos, y un arma de destrucción masiva de salarios y empleos”, dijo el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, en su cuenta de Twitter.

Despido barato

La reforma laboral, que seguirá ahora tramitación parlamentaria, establece que los empresarios pueden despedir a los trabajadores con 20 días de indemnización por año trabajado y un máximo del salario anual si sus ingresos caen al menos durante nueve meses. En cuanto al despido improcedente, se recortan de 45 días por año trabajado a 33 días. Las medidas son vistas como un esfuerzo más del Gobierno para convencer a los mercados de que puede reducir su déficit presupuestario y reforzar la competitividad, permitiéndoles crecer y crear más puestos de trabajo.

Sin embargo, los sindicatos, de los que muchos esperaban la convocatoria de una huelga general, opinan que estas medidas llevarán el desempleo hasta los 6 millones de desempleados, desde los 5,3 millones de hoy.

Ajeno al clamor de la calle, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, insistió en que la reforma laboral es «justa, necesaria y buena para España».

 

 

Rebelión: La ciudadanía abarrota las calles contra la reforma laboral

 

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