Lo llaman democracia y no lo es

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Que los vecinos tengan que ser meros espectadores de unas personas que han hecho de la política, de la organización de la ciudad, una profesión nos muestra los déficits participativos presentes en las democracias representativas y que han tratado de ser paliados en raras excepciones con mecanismos como los presupuestos participativios, algo que por aquí ni se ha visto ni se espera. Porque cada habitante de la ciudad, como miembros y usuarios de la misma, conocemos bien los defectos y virtudes de esta.

 

Pero nuestras democracias representativas, a merced de los poderes económicos, día a día van perdiendo cualquier cariz democrático hasta el punto de que ya ni siquiera se deja a los ciudadanos ser espectadores… Lo ocurrido en el lamentable pleno del Ayuntamiento de Alcorcón el pasado 30 de enero es una muestra evidente. El alcalde popular de Alcorcón, David Pérez, ante la negativa de la portavoz socialista Natalia de Andrés a abandonar el pleno tras ser expulsada por el alcalde decidió seguir el pleno a puerta cerrada y sin público, sólo con medios de comunicación. Y aunque exista un reglamento que recoja que debe ser así (de momento, lo desconocemos, publíquelo Sr. Pérez), es algo que va en contra de los derechos constitucionales (artículo 23).

 

Resultado: un pleno en el que la oposición (PSOE, IU-Los Verdes, UPD) había presentado peticiones para que el alcalde del PP informara sobre la propuesta de instalación en Alcorcón del proyecto de macrocasino de la empresa Las Vegas Sands, fue celebrado sin que el alcalde tuviera que rendir cuentas sobre este grave asunto llevado a espaladas de la ciudadanía sin que estuviera en su programa electoral. Así es como entienden algunos la democracia: ordeno y mando… Entendemos que no tiene sentido que el presidente de los plenos, quien debe moderarlos sea el alcalde: la concentración de poder nunca es buena en democracia. Y entendemos que no se quiera hablar de este proyecto especulativo hasta que no se tenga atado y bien atado. Pero entendemos que esto no es una democracia, estamos cada vez más ante una dictadura.

Para que no muera la democracia debemos usar y reclamar todos nuestros derechos y eso haremos hasta que nos topemos con que estos derechos han desaparecido lo que nos lleva a organizarnos democráticamente por nuestra cuenta. No nos representa quien no respeta el derecho a la participación ciudadana. Pero no es de extrañar que quienes braman contra la educación para la ciudadanía y los derechos humanos (¿recuerdan que España firmó esa bonita declaración que nadie cumple, como bien nos recuerda Amnistía Internacional?) se comporte así, pero de ahí a dejarles vía libre es otra cuestión… Despertad, ciudadanos de Alcorcón y del mundo, que no son tiempos estos para dejar las decisiones en manos de unos locos sin escrúpulos.

 

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