Carga policial en una protesta contra la subida del transporte

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¡El que quiera entrar, que pase por aquí!», gritaba un chico, sobre las cinco y media de la tarde, con la mano bloqueando el sistema de cierre de las puertas transparentes que permiten la entrada a la estación de Callao del metro de Madrid, en el centro de la ciudad. Mientras, otros jóvenes saltaban directamente de un brinco el control de entra-da y otros colgaban carteles en las paredes del suburbano donde ponía «Yo no pago».

La Policía carga contra manifestantes en el Metro de Madrid. MIGUEL GARCÍA

La Policía carga contra manifestantes en el Metro de Madrid.

Muchos viajeros, encogidos de hombros, aceptaron la invitación y se colaron sin saber bien de qué se trataba. «Es una protesta contra los recortes sociales y las continuas subidas del metro», explicaba una chica a los pasajeros.

El acto de desobediencia fue convocado a través de las redes sociales

Minutos después, una quincena de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los llamados antidisturbios, cargaban dentro del vestíbulo de Callao contra los miembros de Yo no pago, movilización activada a través de las redes sociales en varias ciudades españolas en protesta por las constantes subidas del transporte público. La carga, que convirtió por unos minutos la estación de Callao en una ratonera, terminó con cuatro detenidos, justo en el primer fin de semana como nueva delegada del Gobierno de Cristina Cifuentes.

Los arrestados están acusados de resistencia a la autoridad y fueron traslados a la Brigada Provincial de Información, en la comisaría de Moratalaz.

De una estación a otra

El movimiento tiene su origen en uno similar surgido en Grecia

En Madrid, la protesta fue convocada en un primer momento en la estación de Sol, una de las más concurridas de la ciudad, pero la fuerte presencia policial impidió realizarla. A las cinco de la tarde, los manifestantes muchos de ellos pertenecientes al 15-M, que tenía una jornada para conmemorar los ocho meses de lucha intentaron meterse gratis en el metro, pero la Policía bloqueó la entrada.

Así que el grupo, formado por unas 50 personas a las que se fueron sumando de manera espontánea otros viajeros, se desplazó a pie hasta la cercana estación de Callao con sus carteles de «Yo no pago» y al grito de «No nos mires, únete». También se escucharon gritos contra Urdangarin y otros lemas de la lucha social como «No hay pan para tanto chorizo».

Esto es un atraco

Los arrestados están acusados de resistencia a la autoridad

Cuando los manifestantes llegaron a Callao, sólo había Policía Local y seguridad del metro, que se vieron desbordados por la protesta. Mientras llegaban los antidisturbios, los convocantes y los viajeros que pasaban por allí se unieron en una especie de desobediencia común contra el torniquete. «Una golfada», «un atraco», «una chorizada», calificaron, casi al unísono, la subida del transporte Angustias y Lázaro, dos de las personas más mayores que se unieron a la protesta. Angustias tiene 76 años y dice estar harta de que su pensión de viudedad parezca que encoge cada vez que se sube al metro o al autobús. «Es que no me da para nada», se quejó.

El movimiento Yo no pago tiene su origen en una iniciativa similar llamada Den Plirono, que surgió en Grecia el año pasado con motivo de la subida del precio del transporte. En el país heleno también se organizan acciones en el metro, las estaciones y las autopistas. Allí se bloquean las máquinas de pago o se levantan las barreras para que todo el mundo pase gratis.

Por ejemplo, hace un mes, el alcalde de la localidad griega de Stilidas, Apostlos Gletsos,con un peaje muy caro y sin ruta alternativa para ir a los pueblos del entorno, derribó con una excavadora el puesto de pago.

¡Que pague Urdangarin!

En Barcelona, la cita de este domingo fue en la parada de metro de Plaza Catalunya. Ante la mirada de los revisores y personal de TMB (Transports Metropolitans de Barcelona), los manifestantes corearon gritos como «¡Qué pague Urdangarin!», «Este billete no lo pago» o «Transporte gratuito para los parados». Edu, uno de los integrantes del movimiento, aseguró en declaraciones a Europa Press que las nuevas tarifas del transporte público catalán son «abusivas» y exigió transporte gratuito para los parados.

A la iniciativa también se sumaron Sevilla, Valencia y Bilbao. Decenas de participantes colgaron los vídeos y las fotos de lo ocurrido tanto en Twitter como en el perfil de Facebook de la iniciativa

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