A la juventud castellana nos toca mover ficha

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En los últimos días se están produciendo algunos hechos y situaciones de gran interés, sobre los cuales el movimiento popular debe contestar de manera contundente. Desde nuestra humilde opinión, queremos aportar algunas de las claves del momento político que estamos padeciendo, sin olvidar que todo es reversible si hay lucha y si estamos donde tenemos que estar en cada momento.

La monarquía corrupta e ilegal por heredera del franquismo sufre sus peores momentos desde que se produjo la segunda restauración borbónica, incluso suspendiendo por primera vez en la valoración del barómetro del CIS de octubre (antes del escándalo mafioso de Urdangarín), cuando hace tan sólo una década obtenía unas calificaciones cercanas al 7. Después de tantos años de ocultismo sobre los presupuestos de la Corona parece que se van a rendir cuentas a ver si se aplacan los ánimos, ante lo cual cabe preguntarse: ¿la publicación del sueldo del rey sería una broma de mal gusto para el día de los Inocentes? Al fin y al cabo, tampoco cabe la pena juzgarles por algo que es tradición milenaria e intrínseco a la institución monárquica, y que ocurre por pura inercia histórica: vivir del cuento a expensas de los súbditos. Es importante tener en cuenta que, aunque el PP y PSOE cierran filas con este basamento del sistema que es la monarquía -que evidentemente trasciende de lo simbólico y se erige como un pilar clave del mantenimiento del régimen-, no logran impregnar ni a sus votantes de ese entusiasmo pro-monárquico. No es extraño estos grupos parlamentarios elogien el discurso navideño de Juan Carlos como “muy acertado”, “valiente” o “a la altura de las circunstancias” y ovacionen a la Familia Real en el Congreso con largos aplausos, cerrando filas con la decadente institución. Se hace necesario establecer cualquier cortafuegos al descontento, así que al rey se le ocurre decir que “la Justicia es igual para todos” en su mensaje anual, obviando el artículo 56 de la Constitución que lo consolidó en la Jefatura del Estado: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad (…)” y que demuestra, precisamente, que la justicia se escribe con minúsculas. Esta tímida desvinculación de Urdangarín, procesado entre otras corruptelas por lucrarse supuestamente a costa de fundaciones fantasma, incluyendo las que destinaban fondos a niños con discapacidades y cáncer, es poco después rectificada: “no hay que personalizar”; nuevo paso en falso de un monarca cada vez más torpe que es incapaz de controlar a su propio personal administrativo, no digamos a su Real Familia. El rey está acabado, la Corona está hundida y de esta crisis tienen una difícil salida, aunque todo dependa finalmente de la presión que hagan los movimientos sociales y las organizaciones combativas para dar el estoque necesario a la anacrónica institución; hay que tener en cuenta que el último cartucho que le queda a la monarquía es la sucesión, pero Felipe no es Juan Carlos y nadie cree deberle nada; en este sentido, la maquinaria propagandística de la ‘Transición ejemplar’ funcionó a la perfección para blindar a Juan Carlos.

Nos parece interesante valorar el planteamiento inicial del PP en esta legislatura; aunque todas las personas asignadas a los puestos de poder tienen su cometido en la maquinaria gubernamental, no podemos centrarnos en todas ellas. Preocupan especialmente los titulares de las carteras de ‘Economía’, ‘Defensa’, ‘Educación, Cultura y Deporte’ y ‘Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad’.

Luis de Guindos tiene un currículum nefasto y que lo debería hacer directamente incapaz para estar al mando del Ministerio de Economía; de Guindos estaba a la cabeza de Lehman Brothers en el Estado español cuando se produjo la quiebra de la entidad en 2008 (hipotecas subprime). En cualquier caso, la lógica que rige los movimientos del gobierno títere de Rajoy está concadenada a los intereses del sector del capital especulativo, y como tal, de Guindos cumplirá con las demandas que exige la economía deshumanizada. Los recortes del sector público serán la tónica general, y todo parece indicar que esas medidas se irán planteando en los tres primeros meses del 2012 de manera que perjudiquen lo menos posible al PP en las elecciones autonómicas andaluzas. En cualquier caso, primer avance del ministro: recesión para el 2012, aumento del paro, aumento de la jornada laboral de los empleados del sector público, congelación del salario mínimo y un tijeretazo inicial de varios miles de millones de euros. Además, suben todos los impuestos a cambio de menos prestaciones sociales, precisamente quienes hacían bandera de su reducción. El hecho de que el déficit estimado pase del 6 al 8% se traduce en 20.000 millones de euros que añadir en recortes a mayores.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, destaca por asumir el mando de la cartera habiendo sido hasta hace bien poco presidente de la industria multinacional armamentística MBDA, que ‘casualmente’ suministra misiles a las Fuerzas Armadas. Por otra parte, el ilustre personaje fue consejero y representante de Instalaza S.A., empresa española que elaboraba bombas de racimo, prohibidas por la Comunidad Internacional en 2008. Una de las célebres frases de Morenés evidencia por dónde van los tiros, y nunca mejor dicho: «Nos debería dar vergüenza ser el país aliado que menos gasta en Defensa«. Y es que no en vano, dentro del lobby financiero destaca la industria militar y el papel de las guerras como elemento dinamizador de la economía.

Otro que dará que hablar es José Ignacio Wert, entusiasta del Plan Bolonia y la Estrategia Universitaria 2015, y ahora al frente de Educación, Cultura y Deporte. El ministro, además, tendrá que ingeniárselas para implantar ese tercer curso de Bachiller sin aumentar la plantilla de profesores; la receta es fácil de adivinar si tenemos en cuenta que Wert se ha manifestado totalmente a favor de los recortes de plantilla y recursos de Esperanza Aguirre en Madrid. Por otra parte, la desestimada Ley Sinde que el PSOE no se atrevió a sacar adelante es recogida ahora por Wert, que asegura que no le temblará la mano en su aplicación: “Lo vamos a hacer y nadie nos va a arredrar para hacerlo».

El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, es un esperpento por su simple composición. Parece ser que para el PSOE -que se cargó el propio Ministerio de Igualdad que habían dado a luz previamente- y para el PP -que tiene poco interés en el mantenimiento de lo público y menos en acabar con el sexismo y las desigualdades-, son cuestiones de poca enjundia. Ana Mato, que no ha tenido ninguna relación previa con el mundo de la sanidad, será la encargada de matar nuestro sistema público; la sombra de la tijera y del repago, mal llamado copago, se cierne sobre la Sanidad. Por otra parte, la vuelta del conservadurismo social del PP nos transporta al gris pasado, donde el terrorismo machista se reconvierte en “violencia en el entorno familiar”, el aborto en asesinato y la homosexualidad en enfermedad.

Y así, en esta misma línea, hasta 13 Ministerios coordinados por Sáenz de Santamaría, que tiene el carisma que le falta al presidente, o por lo menos da visos de entender al menos su propia letra. Los favores dentro del PP se pagan, así que Rajoy ha elegido a buenas amistades para los puestos relevantes. Pero de este nuevo gobierno hay otra cosa que merece ser tenida en cuenta por su repercusión para Castilla: de ‘rebote’, Ana Botella, la de las peras y las manzanas, se convierte en alcaldesa de Madrid por el ascenso de Gallardón al Ministerio de Justicia. Es el ejemplo más evidente de caciquismo dentro del partido, dado que las aptitudes de Botella podrían considerarse como “residuales”, y eso teniendo generosidad, y siendo evidente que su matrimonio con Aznar es credencial suficiente como para dirigir el ayuntamiento más importante de Castilla sin haber sido elegida por la ciudadanía para ello; por cierto, el consistorio de Madrid es también el más endeudado de todo el Estado español a pesar de haber sido gobernado desde hace lustros por la misma casta que ahora adoctrina sobre “no gastar lo que no se tiene”.

El nombramiento del nuevo gobierno de Rajoy, con sus flamantes ministerios, es una nueva declaración de guerra a la calle, a la gente del común; no es casualidad que inicialmente se hayan comprometido únicamente a garantizar la renovación de plazas públicas de las Fuerzas de Seguridad del Estado, mientras congelan o reducen las oposiciones para el profesorado, enfermería, cuerpo médico, sector administrativo, etc., siendo el Estado español el estado europeo tras Italia y Portugal que más policías por ciudadano mantiene. Lógicamente, todo tiene su explicación: el PP prevé que las luchas populares se van a incrementar en este ciclo y, ante todo y como dice Fernández Díaz, nuevo Ministro de Interior, hay que garantizar “la paz social”. Dentro de escasos días, de regalo de Reyes, conoceremos también cuales son las propuestas en materia laboral, pactadas con la alegre CEOE y los domesticados sindicatos amarillos. Veremos en qué quedan las propuestas del miniempleo, la flexibilización del despido y la nueva reforma laboral.

Por último, el PSOE tiene las heridas abiertas, no se ha recuperado del batacazo electoral del 20N, titubea y se muestra dócil con el gobierno del PP. A duras penas logra vender a la opinión pública que su polarización interna representa la calidad democrática del partido, y sobre él pesan los procesos judiciales por prevaricación y corrupción en lo que parece una reedición del PSOE más oscuro de los años ‘90. El PSOE se ha ganado lo que le ha ocurrido por méritos propios. El 15-M, con sus aciertos y errores, ha sido el factor exógeno que más ha contribuido a erosionar al anterior gobierno. Es evidente que la mayoría de gente que ha dejado de votar al PSOE no ha dado un vuelco a la derecha, como se ve en el número de votos del PP que se mantienen exactamente igual que en los anteriores comicios. En el peor de los casos, el votante descontento del PSOE metió la papeleta de UPyD a la urna, hecho que debe ser tenido en consideración, especialmente por sus potentes resultados en Castilla: los movimientos falsamente transversalistas, como ya hiciera el fascismo en los años ‘20 y ’30, tienen un amplio margen de acción y reivindicación capaz de atraer al despistado. Y además, el mensaje jacobino españolista de ‘la marea magenta’ (¿o marea rojigualda?) cala muy bien en nuestro pueblo. IU, por su parte, se ha consolidado, más gracias al harakiri del PSOE que debido a su buen hacer. En cualquier caso, su refuerzo debería ser positivo, a priori, para las clases trabajadoras; de la misma manera, las izquierdas de los pueblos siguen teniendo un peso específico importante, sobresaliendo por encima de todas Amaiur, grupo capaz de poner sobre la mesa la invalidez de la cuestión nacional española desde posturas ideológicas abiertamente transformadoras.

¿Cuál es nuestra situación? El movimiento popular en Castilla tiene el ánimo templado, aún está lejos de estar a la altura de las circunstancias; el diagnóstico es complejo, pero es el tratamiento lo que mayores dificultades presenta. Aunque Castilla no diverge mucho en su composición social de otros pueblos del Estado, si que presentamos diferencias en cuanto a modelos organizativos para la lucha, principalmente porque el menor nivel de conciencia nacional nos obliga a ello. Así, el Movimiento Popular Castellano aún es débil como para articular eficientemente todas las luchas que se producen de manera aparentemente inconexa en nuestro pueblo. Es nuestro papel como revolucionari@s convencid@s el funcionar como la bisagra que conecta las experiencias combativas, facilitar el entendimiento y la colaboración entre quienes peleamos por lo mismo en diferentes ámbitos y con diferentes sensibilidades, y apoyar las asambleas, las plataformas y las coordinadoras de trabajo y lucha popular, todo ello en clave comunera. La implantación de un fuerte movimiento capaz de doblegar al gobierno capitalista tendiendo a la unión popular y huyendo del sectarismo secular de la izquierda más ortodoxa es el reto pendiente. Porque hay esperanza, hay ilusión, hay fuerzas, y sobre todo, porque la razón está con nosotr@s. Por eso ahora nos toca mover ficha.

Yesca, la Juventud Castellana y Revolucionaria

31 de Diciembre de 2011

 

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