No a la guerra.

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Diversos medios de comunicación se han hecho eco de los proyectos del primer ministro israelí Netanyahu, de atacar con la colaboración de EE.UU. y R.U. a Irán. El pretexto sería, en este caso, la destrucción de las instalaciones nucleares de ese país.

 

Israel es el único estado de la región que posee armamento nuclear, no tiene pues autoridad alguna para negar el derecho que así mismo se han atribuido, a otros países de la zona. Para que eso fuera creíble, tendrían que desnuclearizarse ellos primero, cuestión que por supuesto no está en las previsiones del estado sionista de Israel.

Las informaciones sobre la concreción y la preparación práctica de esos planes de intervención militar del eje Israel- EE.UU.- R.U. en Irán, son desgraciadamente totalmente creíbles. Desde hace muchos meses, hay movimientos militares, políticos y mediáticos que apuntan claramente en esa dirección.

 

Esa intervención militar, supondría subir muchos escalones de una sola vez, en la creación de un escenario de guerra generalizada en esa región del mundo, con imprevisibles consecuencias globales.

 

Irán, no es Libia, ni tan siquiera Irak. Irán es Persia, un país de más de 70 millones de habitantes, con una existencia y cultura milenaria, con un alto grado de homogeneidad interna, desde el punto de vista étnico y religioso, dotado de un estado y un ejército poderoso, así como de unas relaciones internacionales bien trabadas.

Un ataque militar a Irán tendría unas consecuencias inmediatas de altísimo alcance, sin embargo a pesar de que eso no se le escapa a nadie, el sector más fundamentalista de el Estado Israelí está empeñado en dar el paso, parece ser que incluso con la resistencia de parte de su propio ejército, así como de una intensa división entre la opinión pública israelí sobre esa eventualidad.

 

La guerra, se configura cada vez más como una »vía’‘ para salir de la crisis actual del modelo hegemónico en el capitalismo, el neoliberalismo.

 

Se ponen histéricos por el referéndum griego, pero se quedan mudos de complicidad ante una guerra de gran impacto que se está poniendo en marcha, porque para ellos la guerra no es un problema, es una oportunidad.

 

Además el estado de guerra permanente, como escenario global en los próximos años, dificultará o impedirá, según sus cálculos, la construcción de un mundo multipolar, en el que la hegemonía del capitalismo sionista-anglo-americano, está cada vez más debilitada y su modelo más desacreditado.

 

Izquierda Castellana

 

Castilla a 3 de noviembre de 2011

 

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