Si Castilla no se mueve, el Estado Español difícilmente cambiará.

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El papel de Castilla en el devenir de la península ibérica, al menos desde el siglo XIV, fue trascendente.

En el Siglo XV, esa proyección afecta también al sur y centro de Europa; y al norte de África. A partir del SXVI esa influencia incluye a los territorios del centro y sur de las Américas.

 

La Revolución Comunera, es la expresión de la resistencia de la mayoría de la sociedad castellana, a principios del SXVI, a que Castilla pierda su soberanía política y económica en aras de la construcción de un proyecto imperial iniciado por Carlos I y continuado por los Felipes, completamente ajeno y contrario a los interese propios del Pueblo Castellano.

Ese impresionante movimiento popular, la Revolución Comunera, que el propio Marx consideró como »la primera revolución seria de Europa», tuvo una estructuración sólida en todos los frentes: político, económico, militar…

 

Aunque finalmente fue derrotado, precisamente en el plano militar, el 23 de abril de 1521 en Villalar y el 3 de febrero de 1522 en Toledo, perdiendo Castilla sus libertades y su economía.

La derrota del movimiento comunero, supuso la subordinación de Castilla al proyecto imperial de los Habsburgo, por cierto primer imperio sustentado sobre las bases del impulso a la primera globalización capitalista en su etapa mercantil.

La derrota del movimiento comunero supuso también el primer exilio político a las Américas, en las que los comuneros, aportaron, a los primeros impulsos a favor de los procesos libertarios en aquellas tierras, de ahí que algunas de las rebeliones en ese continente recibieran el nombre de ‘‘comuneras».

 

La constitución del bloque dominante español y del proyecto nacional español en el SXIX, más menos, como hoy lo conocemos, supuso un nuevo y gravísimo ataque a la entidad castellana y su vaciamiento en el concepto »España-españolidad».

 

Castilla vio reforzado su papel de colonia interior del capitalismo español, pero la identidad lingüística y de algunos aspectos formales de la cultura de Castilla con el proyecto nacional español, facilitaron la asimilación subjetiva entre la población castellana de ese proyecto nacional opresor, el del bloque dominante español, que en nada beneficiaba ni beneficia al Pueblo Trabajador Castellano.

 

Después de diversos avatares históricos en los que no podemos entrar porque alargaríamos en exceso este artículo, llegamos a la situación actual, en la que el Regimen salido de la »transición», atraviesa una profunda crisis, también política. Crisis a la que son arrastradas una buena parte de sus instituciones, incluyendo a algunos partidos políticos, especialmente aquellos surgidos al calor de la construcción del Régimen monárquico-parlamentario, el caso más paradigmático lo tenemos en el PSOE, porque ciertamente el PSOE que hoy conocemos, se construye al amparo del modelo de transición impuesto a los Pueblos y clases trabajadoras del Estado Español.

 

Esta crisis no sólo no nos debe causar temor, sino que su profundización es una condición sine qua nom, para que los movimientos populares libertadores avancen en el conjunto de naciones, hoy bajo jurisdicción del Estado Español.

 

Lo que si nos tiene que preocupar son las opciones que adopte el Pueblo Castellano, porque el que estas vayan en uno u otro camino, va a condicionar en buena medida el que se den las circunstancias para que se puedan materializar los avances democráticos y sociales, o por el contrario, que la salida de la crisis global actual, pueda suponer un proceso grave de involución.

El que en Castilla se construya una correlación de fuerzas a favor de un cambio democrático y por la justicia social, pasa en buena medida por la reconstrucción de nuestra identidad como Pueblo.

 

La experiencia de la ‘‘Revolución Comunera», tan lejana en el tiempo pero tan cercana política e ideológicamente, es un buen hilo conductor para el movimiento popular, es de hecho el primer gran tramo del hilo rojo que seguimos construyendo.

 

Villalar 2011, en el que se conmemora el 490 aniversario de la derrota de Villalar, puede ser una gran ocasión para aportar un buen impulso a la construcción de ese proyecto de »Comuner@s del SXXI» que Castilla necesita, pero que será también de gran utilidad para las luchas de otros Pueblos de la península.

 

Luis Ocampo, Izquierda Castellana.

Castilla a 4 de abril de 2011.

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