¿Feminismo bajo el franquismo?

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Tras la Guerra Civil comienza el exilio y el silencio para los movimientos de mujeres. Los modelos de relaciones de género implantados por el franquismo fueron comunes a los de los regímenes italiano y alemán.

El feminismo había sido considerado como algo satánico, antifemenino y antinatural. El hecho de reclamar la igualdad era, para los ideólogos falangistas y la Iglesia, una equivocación, pues el rol de la mujer pasiva había sido creado por Dios.

Poco a poco se fueron publicando libros sobre la situación de la mujer y se tradujeron a grandes teóricas del feminismo internacional. Mujeres como María Laffite, también conocida por María Campo Alange o Lilí Álavarez, ligadas en diferentes momentos de su vida con la ciudad de Madrid, sostienen un discudrso que, aunque limitado, supone un corte con el de la Iglesia y con el del Régimen. También surgieron más tarde asociaciones legales de mujeres (universitarias, separadas y juristas), y organizaciones clandestinas vinculadas a partidos políticos de la oposición.

En la vida cultural madrileña de los años ’40, María Laffite publica en 1944 la biografía de la santanderina María Blanchard, y en 1948 la obra: «La secreta guerra de los sexos«, un ensayo que alude al triunfo de lo viril en la historia. No se trata de un manifiesto feminista, pero reanuda la cuestión que había sido olvidada desde décadas atrás.

Vemos entonces, que también en los años ’50 surgen dentro de la Iglesia algunos grupos que divergen de los ideales franquistas, por ejemplo, dentro de la Acción Católica, y especialmente dentro de la Acción Católica Universitaria, surge un discurso que busca un nuevo horizonte y nuevas identidades. No estamos hablando de feminismo pero sí de «promoción de la mujer».

 

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